El 22 de Octubre de 1976, Clyde Kilby, quien ahora está con Cristo en el cielo, dio una lectura inolvidable. Fui a escucharlo esa noche porque lo amaba. El había sido uno de mis profesores de Literatura Inglesa en Wheaton College. Él abrió mis ojos para poder ver más de la vida de lo que creía posible ver ¡Era muy observador! Era como su héroe, C. S. Lewis, en ese sentido. Cuando hablaba del árbol que vio al venir a clase esta mañana, te preguntabas cómo es que habías sido así de ciego toda tu vida. Desde aquellos días de clase con Clyde Kilby, Salmos 19:1 ha sido central para mi vida "Los cielos cuentan la gloria de Dios".
Esa noche el Dr. Kilby tenía un corazón pastoral y el ojo de un poeta. Nos
animó a dejar de buscar la salud mental en el espejo del autoanálisis, y a
beber en los remedios de Dios en la naturaleza. Él no era ingenuo. Él conocía
acerca del pecado. Él sabía acerca de la redención en Cristo. Pero el habría
dicho que Jesús nos compró ojos nuevos así como corazones nuevos. Su petición
era que dejemos de ser indiferentes ante la extraña gloria de las cosas
ordinarias. Terminó aquella lectura de 1976 con una lista de resoluciones. Como
un tributo a mi profesor y una bendición para tu alma, te los ofrezco para tu
gozo.
1. Por lo menos una vez al día debo mirar detenidamente al cielo y recordar
que yo, un ser consciente con una consciencia, estoy en un planeta viajando en
el espacio, y que hay cosas maravillosas y misteriosas alrededor y encima de
mí.
2. En vez de la acostumbrada idea de un cambio evolutivo sin mente y sin
fin del cual no podemos ni añadir ni sustraer nada, debo considerar al universo
como guiado por una inteligencia la cual, como Aristóteles dijo del drama
griego, requiere un comienzo, un medio, y un final. Creo que esto me salvará
del cinismo expresado por Bertrand Russell antes de su muerte cuando dijo:
"Hay oscuridad afuera, y cuando muero habrá oscuridad adentro. No hay
esplendor ni inmensidad en ningún lugar, tan sólo trivialidad por un momento, y
luego nada".
3. No caeré en la falsedad de que este día, o cualquier otro día, es simplemente
un día de ambiguas y laboriosas 24 horas, sino que creeré que es un evento
único y lleno de, si así lo deseo, potencialidades que valen la pena. No seré
tonto como para suponer que los problemas y el dolor son paréntesis
completamente malignos dentro de mi existencia, sino que pueden ser también
escalones a ser subidos hacia una hombría moral y espiritual.
4. No convertiré mi vida en una delgada y recta línea que prefiere
abstracciones a la realidad. Sabré lo que estoy haciendo cuando me abstraigo,
lo que por supuesto tendré que hacer frecuentemente.
5. No voy a rebajar mi individualidad envidiando a otros. Dejaré de esforzarme
hasta el aburrimiento tratando de entender a qué categoría social o psicológica
pertenezco. Lo que mayormente debo hacer es simplemente olvidarme acerca de mí
mismo y hacer mi trabajo.
6. Abriré mis ojos y mis oídos. Una vez al día, simplemente observaré un
árbol, una flor, una nube o a una persona. Entonces trataré de no preguntarme
en lo absoluto qué es lo que son, sino simplemente alegrarme de que existen, de
que “son”. Con gozo dejaré que posean el misterio de lo que Lewis llama su
"divina, mágica, terrorífica y extática" existencia.
7. A veces miraré hacia atrás a la frescura de visión que tenía en mi
infancia y trataré, por lo menos por un momento, ser, en palabras de Lewis
Carroll, el "niño de frente pura y despejada, y de ojos soñadores de
maravillas".
8. Seguiré el consejo de Darwin y me enfocaré frecuentemente en cosas
imaginativas tales como buena literatura y buena música, preferentemente, como
sugiere Lewis, un libro viejo y música que trasciende el tiempo.
9. No permitiré que la avalancha diabólica de este siglo usurpe todas mis
energías, sino que trataré de, como Charles Williams sugería "cumplir el
momento como el momento". Trataré de vivir bien el ahora porque el único
tiempo que existe es ahora.
10. Aún si resulta que estoy equivocado, apostaré mi vida en la suposición
de que este mundo no es un mundo idiota, ni que es manejado por un patrón
ausente, sino que hoy, este mismo día, alguna pincelada está siendo añadida al
lienzo cósmico que en su debido curso entenderé con gozo como una pincelada
hecha por el arquitecto que se llama a sí mismo Alfa y Omega.
Fuente: http://www.desiringgod.org/blog/posts/10-resolutions-for-mental-health

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