Una defensa de la idolatría: Por qué los cristianos evangélicos deben adorar a ídolos (sátira)
(Espero que sea obvio el que esto es una parodia. Pero si no: lo es)
Desde que tengo memoria, siempre me ha gustado el adorar a ídolos. No es que mis padres me hayan criado de esa manera, porque no lo hicieron. Fui criado en un hogar cristiano amoroso y seguro. Pero desde mi niñez hasta ahora, mi corazón ha sido arrastrado hacia la idolatría. De hecho, si soy honesto, una de las características que definen a mi identidad ha sido mi deseo de poner algo más -popularidad, dinero, influencia, sexo, éxito- en el lugar de Dios
Es simplemente quién soy
Por muchos años, me enseñaron que la idolatría es pecaminosa. Como buen cristiano, luché contra el deseo de cometer idolatria, y me arrepentí cuando las cosas fueron mal. Pero el deseo de adorar a ídolos nunca se fue.
Yo quise, pero no se pudo.
Es por eso que ha sido una gran bendición para mi vida el descubir que *adorar a un solo Dios, y sólo a Él, no es para todos*. Hay millones de cristianos allá afuera que han encontrado maneras fieles y amorosas de expresar amor tanto a Dios como a los ídolos, sin comprometer ni su fe, ni su visión de la Escritura. En estos últimos años, he finalmente juntado el coraje para admitir que soy uno de ellos. Déjame darte algunas razones por las que creo que la idolatría y el cristianismo son compatibles.
Comienzo con *mi historia*, y las historias de otros como yo. Soy un evangélico, y tengo un alto respeto por la Biblia. Actualmente estoy estudiando para un PhD en estudios bíblicos en la Universidad King's College de Londres, el cual será mi tercer grado teológico, además de conocer tanto los lenguajes antiguos, como el estado actual de la investigación de los expertos en la materia. Y aún así, después de mucho estudio y oración, he descubierto la liberadora verdad de que es posible ser un cristiano idólatra. Eso, al menos, es evidencia de que *puedes ser un evangélico y adorar ídolos*.
No sólo eso, sino que un creciente número de escritores evangélicos han estado desafiando la narrativa monoteísta en una serie de libros de erudición. Varios de ellos contienen una sólida argumentación a favor de escuchar a la diversidad de testimonios en sus contextos originales y el llamado a un *acercamiento cristiano de humildad, apertura e inclusión hacia nuestros hermanos y hermanas idólatras*.
Algunos, al oír eso, por supuesto querrán saltar directamente a los "pasajes duros", en la cartas de Pablo (los que consideraremos en un momento), en intento de asegurar el discurso fundamentalista y cerrar las puertas al diálogo futuro. Pero al considerar el material de la Escritura, dos cosas resaltan. Primero, *la inmensa mayoría de las referencias a los ídolos y la idolatría en la Biblia vienen del Antigo Testamento*, el mismo Antiguo Testamento que nos dice que no podemos comer mariscos o juntar ramas los sábados. Cuando los que proponen el monoteísmo comen sándwiches con panceta o conducen sus autos los fines de semana, están indicando que deberíamos movernos más allá de los mandatos del Antiguo Testamento en el nuevo pacto, y están en lo cierto.
Segundo, y aún más significativo: necesitamos leer la Biblia entera con el enfoque de Jesús. Ser un cristiano es ser una persona como Jesús: una cuya vida está basada en sus prioridades, no en las prioridades de los teólogos que vinieron después de él. Y cuando miramos a Jesús, notamos que él dio la bienvenida a cualquiera que venía a él, incluyendo aquellos que los líderes religiosos, que adoraban a un sólo Dios, rechazaban. Además, *Jesús no dice absolutamente nada acerca de los ídolos en los cuatro evangelios*. Los teólogos conservadores, entre los cuales tengo varios amigos, suelen errar el blanco en el tire y afloje del debate. Pero para aquellos que aman a Jesús, esto debería estar en el centro mismo de la discusión.
Jesús no tenía problema con la idolatría
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Él incluía a todos, sin importar a cuántos dioses adoraban.
Si queremos ser como él, entonces debemos adoptar el mismo enfoque inclusivo.
Deberíamos también recordar que, mientras descubrimos más acerca del cerebro humano, hemos encontrado todo tipo de cosas acerca de la idolatría que los escritores bíblicos simplemente no sabían. Los profetas y apóstoles no sabían nada de cortezas y neuronas, y no tenían idea del hecho de que algunas personas están pre-programadas para cometer idolatría, y por ende no dijeron nada al respecto. Pero al aprender más acerca de genética, caminos neuronales, hormonas y cosas como esas, nos hemos dado cuenta de que algunas tendencias -como por ejemplo el alcoholismo,- resultan de la manera en la que estamos hechos, y por lo tanto no pueden ser la base para la desaprobación o condenación moral. El despreciar los hallazgos de la ciencia en cuanto a este punto es como continuar insistiendo que la tierra es plana.
Con todas estas ideas preliminares en su lugar, podemos finalmente volver a Pablo, quien ha sido tristemente utilizado como un ariete por los monoteístas por siglos. Cuando vamos a él, lo que inmediantemente nos impresiona es que en el "pasaje garrote" definitivo, Romanos 1, el problema ni siquiera es la idolatría. El problema, como Pablo lo pone, no es que la gente adora a los ídolos, sino que "cambiaron la gloria del Dios inmortal por imágenes" (1:23). Pablo no está hablando acerca de gente que es idólatra por naturaleza. Él está hablando acerca de gente que era naturalmente adoradora del Dios de Israel, y que se cambió a la adoración de ídolos ¿Qué más puede la palabra "cambiar" significar aquí?
No sólo eso, sino que ninguna de sus referencias se aplican a la idolatría como la conocemos hoy: poner algo encima de Dios en nuestros afectos. Pablo, como un ciudadano romano y helenista, simplemente no tenía una categoría para este tipo de cosa. En su mundo, la idolatría significaba postrarse a deidades tribales o domésticas, (estatuas e imágenes hechas de bronce, madera o piedra). Entonces, la adoración de poder, dinero, sero o popularidad no tenían nada que ver con sus prohibiciones. Algunos ven una excepción a esto en la manera en la que habla de la codicia como idolatría en Efesios 5:5 y Colosenses 3:5, pero estos ejemplos obviamente reflejan su deseo, como un judío del primer siglo, de honrar los Diez Mandamientos.
En otras palabras, cuando Pablo habla acerca de idolatría, él no está hablando acerca de la adoración de ídolos tal y como la conocemos hoy. Como un seguidor de Cristo, él estaría tan horrorizado como Jesús si viera la manera en que sus palabras han sido torcidas para excluir a idólatras modernos como yo y muchos de mis amigos. Por siglos, la iglesia ha silenciado la voz de los idólatras (tal y como ha silenciado la voz de los esclavos y las mujeres), y es tiempo de que reconozcamos de que ni Jesús, ni Pablo tenían ningún problema con la idolatría.
Obviamente, esta es una contribución a una conversación que sigue en curso, más que la última palabra en el asunto. Pero espero que busquen en toda la Escritura, busquen en sus corazones, y consideren la evidencia de una manera fresca, y eviten juzgar a aquellos que están en desacuerdo. Quizás, tan sólo quizás, podemos hacer espacio en la iglesia para aquellos que, como yo, han estado toda su vida luchando con el desafío de la idolatría.
Traducido Por Sebastián Vega de un artículo de Andrew Wilson
Artículo original en:
http://thinktheology.co.uk/blog/article/the_case_for_idolatry_why_evangelical_christians_can_worship_idols
Artículo original en:

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