El 22 de Octubre de 1976, Clyde Kilby, quien ahora está con Cristo en el cielo, dio una lectura inolvidable. Fui a escucharlo esa noche porque lo amaba. El había sido uno de mis profesores de Literatura Inglesa en Wheaton College. Él abrió mis ojos para poder ver más de la vida de lo que creía posible ver ¡Era muy observador! Era como su héroe, C. S. Lewis, en ese sentido. Cuando hablaba del árbol que vio al venir a clase esta mañana, te preguntabas cómo es que habías sido así de ciego toda tu vida. Desde aquellos días de clase con Clyde Kilby, Salmos 19:1 ha sido central para mi vida "Los cielos cuentan la gloria de Dios". Esa noche el Dr. Kilby tenía un corazón pastoral y el ojo de un poeta. Nos animó a dejar de buscar la salud mental en el espejo del autoanálisis, y a beber en los remedios de Dios en la naturaleza. Él no era ingenuo. Él conocía acerca del pecado. Él sabía acerca de la redención en Cristo. Pero el habría dicho que Jesús nos compró ojos nuevos así ...
Defendiendo lo evidente