En esta tercera entrega de la defensa de la resurrección de Jesús, vamos a considerar a los testigos oculares de los hechos: los apóstoles. Obviamente, si su testimonio no es confiable, entonces tenemos toda la razón para sospechar de que su testimonio de que Jesús resucitó es falso. Pero si lo contrario es cierto, si no tenemos ninguna razón para sospechar de ellos, sino que en realidad son dignos de confianza, entonces la evidencia a favor de la resurrección se hace más convincente. En un sentido estricto, el que los discípulos como testigos sean confiables no quiere decir que lo que dicen sea cierto, pero por lo menos que debemos descartar motivos ocultos en su proceder. En primer lugar, los discípulos llevaron una vida moral intachable. Varios de ellos fueron muy reconocidos líderes espirituales cristianos, que eran principales en las iglesias. Varios de ellos llevaron el evangelio a todas partes; fueron misioneros. Realizaban también el trabajo de formación de discípulos de...
Defendiendo lo evidente